UNA NOCHE MUY LARGA
A mediados de junio del año 1.459, un solitario jinete se presentó de madrugada ante los muros de la fortaleza de Estepona rogando en la lengua de Alá a los centinelas apostados en los adarves que abriesen las puertas si querían seguir viviendo.
Era entonces alcaide don Pedro de Jerez y es probable que durante aquella larga noche ni él ni todos los hombres y mujeres que sobrevivían a duras penas en este apartado bastión pegaran ojo después de descifrar lo que ese hombre trataba de explicarles ayudándose con la elocuencia de sus gestos.
Indudablemente, debió de ser algo de tal trascendencia como para que, a la mañana siguiente, el mejor jinete de la guarnición partiera hacia Jerez nada más salir el sol. Lo hizo acompañado por aquel extraño musulmán y llevando en sus alforjas una carta que, de cumplirse su contenido, podría cambiar radicalmente la suerte de nuestro pueblo.
Si quieres leer la historia completa, haz clic en este enlace a la entrada Bastión de desterrados (Estepona desde 1456).
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